La batería es la encargada de proporcionar la corriente eléctrica para poner en marcha el motor de nuestro vehículo. Tiene capacidad de almacenamiento eléctrico gracias a los líquidos electrolíticos que contiene, que son los encargados de albergar la carga de electrones.
Después de haber perdido parte de su carga en el arranque, la batería se sigue recargando mientras el vehículo esté en funcionamiento.
Los sistemas eléctricos equipados en nuestro coche funcionan gracias a la batería, por lo que es de vital importancia que ésta se encuentre en perfecto estado.
Las baterías incorporan en su carcasa una serie de datos que determinan sus características. En función del tipo de vehículo, cilindrada o tipo decombustible, las características que ha de tener la batería cambian.
Voltaje: Indica la tensión nominal en voltios, normalmente 12V.
Amperaje: Capacidad de energía de la batería expresada en amperios / hora (p.ej. 45Ah).
Potencia de arranque: Capacidad de la batería para entregar el pico de energía durante el arranque expresada en amperios (p.ej. 300A).
Alguno de estos síntomas nos indican que puede ser preciso sustituir nuestra batería:
No conseguimos arrancar el motor o se tarda mucho tiempo en conseguirlo.
Escuchamos un chasquido al hacer el intento de arranque.
Si tras circular con el vehículo la batería no es capaz de recargarse.
La batería está deformada o presenta corrosión.